En los últimos años, ha quedado claro que el principal problema con las entidades bancarias es la falta de comprensión por los clientes de lo que el banco les está ofreciendo. A día de hoy, la mayor preocupación en las hipotecas es el diferencial. Pero no debemos dejarnos engañar: en la mayoría de los casos, las hipotecas con diferenciales muy bajos acaban saliendo más caras.
¿A qué se debe? La respuesta es simple: el banco va a exigir una vinculación excesiva a cambio. No debemos olvidar nunca que el banco gana dinero con las hipotecas por medio de varias vías, como son los intereses, las comisiones y la vinculación. Por lo tanto, parece evidente que si está rebajando una de las vías, será porque ha subido las otras. De este modo podemos encontrarnos con que nos pedirán domiciliar ingresos por cantidades bastante elevadas, contratar seguros de vida y de hogar, abrir un plan de pensiones con aportaciones mínimas muy altas, contratar una tarjeta de crédito con gastos mínimos anuales desorbitados, comisiones por apertura, etc. En la mayoría de los casos, las hipotecas cuyo diferencial sea algo más alto, acarrearán menos gastos en las otras vías, por lo que a la larga, acabarán siendo más baratas. Por ello, merece la pena aclarar estas cuestiones con la entidad bancaria antes de decantarnos por un banco u otro.